miércoles, 20 de noviembre de 2024

Espejismo de la Ruptura: Cuando el Ego Nubla la Claridad Sustantiva


En el laberinto de las relaciones sentimentales, existe un punto de quiebre donde la decisión de partir se convierte en un acto de profunda complejidad psicológica. No es simplemente el acto de separarse, sino el proceso interno que lo precede: ese momento donde uno se convence de que la culpa radica enteramente en el otro, ignorando deliberadamente el reflejo que nos devuelve el espejo emocional.

La ruptura, cuando no se asume con honestidad, se transforma en un mecanismo de defensa. Es más fácil construir una narrativa donde el otro es el único responsable que enfrentar nuestras propias inconsistencias. El orgullo se vuelve entonces un escudo que protege nuestra vulnerabilidad, impidiéndonos reconocer que muchas veces somos el origen de nuestra propia destrucción relacional.


Este proceso de autoengaño es sutil. Elaboramos argumentos complejos, recopilamos "evidencias" que justifiquen nuestra salida, pero evadimos la pregunta fundamental: ¿Qué papel jugué yo en el deterioro de este vínculo? La introspección se convierte en un ejercicio incómodo que preferimos postergar indefinidamente.


La verdadera madurez emocional no reside en la capacidad de terminar una relación, sino en comprender los patrones que nos llevan sistemáticamente a reproducir dinámicas disfuncionales. Cada ruptura es una oportunidad de crecimiento que generalmente desperdiciamos al convertirnos en víctimas de nuestra propia narrativa.

Dejar ir no significa simplemente físicamente, sino desmantelar esas estructuras internas que nos impulsan a repetir los mismos errores. Es un acto de radical honestidad donde reconocemos que la transformación comienza por uno mismo.


La invitación es a ese momento incómodo pero necesario: mirarnos sin filtros, aceptar nuestra corresponsabilidad y comprender que cada ruptura es un espejo de nuestras propias heridas no sanadas, debemos recuperar lo perdido y entregarnos para nunca más separarnos. 


Se les quiere que jode, y sobre todo de gratis,.

Nos vemos en el espejo, donde las mentiras nos atormentan,.

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