domingo, 13 de octubre de 2024

Emociones a Orilla del Mar Recuerdos de Margarita.

 


Por: Ricardo Abud


Caminando descalzo por la suave arena del mar, cada paso se convierte en un viaje a través de un océano de emociones.

La calidez del sol acaricia la piel, mientras la brisa marina susurra secretos de libertad y tranquilidad. Este lugar, donde el cielo se encuentra con el mar, invita a sumergirse en una experiencia sensorial profunda.


Al inhalar el aire salado, se siente una paz que inunda el alma. La melodía de las olas rompiendo suavemente contra la orilla crea una sinfonía que invita a la meditación. Cada respiración se vuelve más profunda, liberando tensiones acumuladas y llenando el ser de serenidad. Aquí, el tiempo parece detenerse; los problemas cotidianos se desvanecen en la espuma de las olas.


Caminando, los recuerdos fluyen como las mareas. La risa de la infancia, los días soleados pasados con amigos, la calidez de momentos compartidos. La nostalgia se entrelaza con la alegría, creando un tapiz emocional rico y complejo. La arena, suave y cálida bajo los pies, evoca la sensación de estar conectado con la tierra, con la historia y con uno mismo.


La inmensidad del mar provoca una sensación de libertad indescriptible. Mirar hacia el horizonte, donde el agua se funde con el cielo, despierta el deseo de aventura. Se siente como si cada ola que llega a la orilla llevara consigo las limitaciones y preocupaciones, dejando solo un espíritu ligero y renovado. La posibilidad de explorar, de dejar atrás las ataduras, se convierte en un canto irresistible.


Mientras las olas continúan su danza, el murmullo del mar invita a la reflexión. Aquí, frente al vasto océano, se da espacio para cuestionarse, para soñar y para dejar fluir pensamientos que a menudo quedan atrapados en la rutina. La conexión con la naturaleza estimula el pensamiento profundo y la creatividad, haciendo que cada momento a la orilla del mar sea una oportunidad para reinventarse.


A medida que el día avanza, los colores del cielo cambian y el mar se convierte en un espejo de emociones. La luz del sol al atardecer pinta el horizonte de tonos vibrantes, creando un espectáculo visual que hipnotiza. Este intercambio de flujos, entre la luz y el agua, se refleja también en el corazón, reviven recuerdos de un ventanal fundidos en el goce. Cada ola que se retira parece llevarse consigo las preocupaciones, mientras que cada ola que llega trae consigo nuevas esperanzas y posibilidades.


En este escenario, las personas que comparten la playa se convierten en parte de la experiencia. Las sonrisas, las risas, y las miradas cómplices entre amigos y familiares crean un sentido de comunidad. La conexión humana se siente más intensa en este entorno; el mar, como un gran unificador, recuerda que todos estamos interconectados por las mismas emociones y experiencias.


Así, caminar descalzo por la arena, se transforma en un viaje emocional profundo. La paz del mar, la nostalgia y la alegría, la libertad, la reflexión y el intercambio de besos y algo

Más,  son solo algunas de las emociones que se entrelazan en esta experiencia única. Aquí, en la orilla del mar, se encuentra un refugio donde el alma puede descansar, renovarse y recordar la belleza simple de estar presente.

Domingo 13 de octubre desde algún lugar del mar Atlantico. 


Se le quiere que jode, y sobre todo de gratis,.

Nos vemos en el espejo, donde las mentiras nos atormentan,.

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