El Narcisismo Femenino en las Relaciones de Pareja: La Herida que Nadie Quiere Ver

 


Por: Ricardo Abud

Todos hemos escuchado historias sobre hombres narcisistas, manipuladores y emocionalmente abusivos. Libros, artículos y programas de televisión han explorado este tema exhaustivamente. Pero hay una realidad paralela, igual de dolorosa y mucho menos discutida: la mujer narcisista en las relaciones de pareja.  


Al principio, parece un sueño. Ella es encantadora, atenta, apasionada. Te hace sentir como si fueras el hombre más importante del mundo. Pero detrás de esa fachada de amor y devoción, se esconde un mecanismo de control, manipulación y desgaste emocional que deja cicatrices profundas.  

No se pretende  demonizar a las mujeres, ni negar el narcisismo masculino (que es igual de real y dañino). Simplemente, es hora de hablar de esto. Porque el silencio duele más que la verdad.  


Este período de idealización es una estrategia. La mujer narcisista estudia, imita y se adapta con precisión quirúrgica. Le hace creer al hombre que ha encontrado a su alma gemela. El sexo se convierte en un lazo más: intenso, emocional, aparentemente sincero. Todo está diseñado para enganchar emocionalmente, para crear una dependencia. El hombre, emocionado, se entrega por completo. Pero pronto, la máscara empieza a caer.


La mujer narcisista no llega a tu vida con advertencias. Lo hace con una sonrisa, con miradas intensas, con palabras que parecen sacadas de tus fantasías más íntimas.  

  • Te idealiza: En cuestión de semanas, eres su "alma gemela", su "hombre perfecto". Coinciden vuestros gustos, vuestros sueños, incluso vuestras manías. Parece demasiado bueno para ser verdad… porque lo es.  

  • Refuerzo constante: Te halaga, te admira, te hace sentir poderoso. "Nadie me ha entendido como tú", dice. Y lo crees.  

  • Sexo como herramienta: La intimidad es intensa, casi adoradora. Pero no es amor: es un anzuelo. Usa el placer para asegurarse de que quedas enganchado.  

  • El problema: Nada de esto es real. Ella no te ama; **ama la forma en que la haces sentir**. Y cuando dejes de alimentar su ego, el juego cambiará.  

Llega un momento en que algo cambia. Quizás es un comentario pasivo-agresivo. Una mirada fría. Un "olvido" calculado. De repente, ya no eres su héroe: eres su proveedor de atención, y si fallas, serás castigado.  

  • Devaluación: Lo que antes le encantaba de ti, ahora es un defecto. "Antes eras tan seguro… ahora das pena".  

  • Manipulación psicológica: Si protestas, eres "dramático". Si te duele su indiferencia, eres "débil". Si exiges respeto, eres "tóxico".  

  • Control emocional: Usa el silencio, las lágrimas o la culpa para mantenerte en línea. "Después de todo lo que hice por ti…".  

  • La trampa: No puedes ganar. Si te quedas, te desgasta. Si te vas, eres el malo de la historia.  

Terminar una relación con una mujer narcisista no es como cualquier otra ruptura. Porque ella no se irá en silencio.  

  • Construcción de narrativa las cuales sirven para justificar sus culpas y con ello pretender remedir sus pecados, sus traiciones.

  • Difamación: Contará una versión distorsionada de los hechos. "Él era controlador", "era inseguro", "nunca la valoró".  

  • Incredulidad social: Muchos no creerán que una mujer "tan dulce" pudo hacerte tanto daño.  

  • Lo más cruel: Incluso después de escapar, seguirás cuestionándote. "¿Fui yo el problema?".  

El narcisista no se conforma con terminar la relación. Necesita controlar la narrativa. Al desacreditarte, evita que su imagen se vea afectada y se asegura de que nadie crea tu versión de los hechos. Necesitan destruir tu reputación para asegurarse de que nadie te crea si decides hablar sobre lo que viviste. Empieza a contar historias distorsionadas. A victimizarse y a presentarte como el loco o la mala o el malo de la historia.


Este tipo de abuso es particularmente destructivo porque se disfraza de amor genuino. Es sigiloso, gradual, y se instala en lo cotidiano con una habilidad casi invisible. El hombre puede tardar mucho en reconocer que está atrapado en una red de manipulación emocional. Y cuando finalmente abre los ojos, ya está profundamente herido: su autoestima está fragmentada, su voz interior silenciada y su confianza, quebrada. A menudo, ha sido aislado de sus seres queridos y siente que ha perdido su identidad en el intento de sostener una relación que solo lo consume.


El dolor que deja este tipo de vínculo no se borra fácilmente. No se trata solo de una ruptura sentimental, sino de una reconstrucción interna compleja. El hombre que ha atravesado una relación con una mujer narcisista no necesita juicio, necesita comprensión. No necesita que le digan que "debería haberlo visto venir", necesita que lo escuchen sin prejuicios. Porque el sufrimiento emocional no entiende de géneros, y el abuso psicológico tampoco.


Hablar de esto no es atacar a las mujeres, es visibilizar una realidad que también existe y ha sido ignorada por demasiado tiempo. Reconocer que los hombres también pueden ser víctimas es dar un paso hacia una sociedad más justa, más empática y más humana. Es tender la mano a quienes han sufrido en silencio y abrir un espacio donde puedan sanar sin miedo, sin vergüenza y, sobre todo, sin sentirse solos.


El narcisismo no tiene género. Hombres y mujeres pueden ser víctimas, y hombres y mujeres pueden ser agresores. Pero para curar, primero hay que nombrar las heridas.  Mientras tú sanas y creces, el narcisista se queda atrapado en su propio ciclo destructivo, odio y resentimiento, enmascarando sus, culpas, pecados y traiciones. . 


Y eso, al final, ya no es tu carga. Nos vemos en el espejo, donde las mentiras nos atormentan. Los quiero hasta el infinito y más allá. Se les quiere que jode, y sobre todo de gratis.


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