martes, 2 de enero de 2018

El viaje en poni de mis nietos.

Los rayos de luz penetraban el denso bosque, la humedad con el transcurrir día daba paso a una tierra árida, la cual permitía que la cabalgata fuera algo más difícil.
El poni blanco guiaba al grupo, Aisha en el blanco Poni  lucía una  extravagante vestidura de amor, el Poni azabache era imponente en su cabalgar, José Andrés lo guiaba vistiendo una armadura de   nobleza innata, detrás de José Andrés el poni marrón de Juan Andrés  relinchaba de placer al golpe de una armazón color travieso que adornaba su diminuta estatura, Darían se crecía en la retaguardia en un Poni palomino inclinaba la balanza, el mejor traje con una risa pura lo adornaba  Darían. 

El rumbo que seguían era desconocido, pero sabían que llegarían a algún lugar no más remoto que el tiempo y no menos alejado que el espacio.

Las charlas se tornaban un canto a la inmortalidad cuando se bajaban de sus briosos ponis, deleitándose con la paz sempiterno que les marcaba el día, las risas golpeaban el aire, las travesuras del Juan dominaban la paciencia de los otros viajeros del tiempo, Darían al lado de sus compañeros  reían a mas no poder, Aisha sensata por la edad los conminaba a comportarse, José lo dominaba la sabiduría de las pablaras, así trascurría el viaje ensordecedor, de estos 4 y bellos viajeros.

Las mariposas le daban un toque de belleza sumisa al bosque, los animales feroces se habían ido ante las pisadas fuertes de los ponis, le temían a estos cuatros insignes guerreros del amor y la alegría. El paso corto de los ponis, no permitían que viajaran más rápido, así iban conociendo sus limitaciones, sus alabanzas, sus alegrías, recordando el amor que los bañaba, imposible vivir sin tanto amor.

La misión de estos 4 viajeros era clara y limitada, debían llegar a un lugar que ellos mismos iban a descubrir, sin entender el motivo del viaje, sin entender que iban a descubrir, cabalgaban sin cesar buscando lo que no sabían iban a encontrar, de pronto de la nada apareció la luna y ellos unidos en un canto de desafío, le preguntaron a la luna, que lugar era mejor descubrir, el día estaba claro la noche había desaparecido, por eso la luna salía en medio de la claridad.

La luna muy seria les pregunto a estos 4 viajeros:

¿Qué les gustaría descubrir?, ellos solo atinaron a responder:

-Aún no sabemos qué.

Al salir en este viaje el abuelito nos dijo que tomáramos alimentos y agua, que debíamos hacer un viaje largo o un viaje muy cortó,  los ponis ya están listos para ustedes. Deben cabalgar donde se une el norte con el sur, a la mitad del medio, solo en ese punto encontraran algo que deben descubrir, al llegar sabrán que es.

La luna un  poco desconcertada se rascaba la cabeza y no entendía a donde podía enviarlos para que descubrieran algo que nadie sabía. La dirección era confusa y con desdén miraba la cara de los 4 viajeros en sus ponis. Si quieren encontrar el punto donde el norte se une con el sur en la mitad del medio deben seguir su camino en línea recta, ahí encontraran lo que nadie sabe van a encontrar. Ellos agradecidos con la luna siguieron su camino en línea recta. Aisha como era la mayor del grupo tenía la obligación de llevarlos en esa dirección, su canto era hermoso,  improvisaba canciones y bailes cuando se bajaban de sus ponis, no tenía miedo y sus demás compañeros solo seguían sus orientaciones.

José Andrés siempre desconfiado, razonaba la razón y súbitamente recomendó a la guía parar, para reposar, el día y los rayos de sol amenazaban su cansancio, llevaban cabalgando mucho tiempo, algo así parecido a las manecillas del reloj inversamente y desproporcionada hacia adelante, nadie entendía la sabiduría de José, ni el mismo, en ocasiones se asombraba de su vocabulario, era el intelectual de ese grupo de 4 viajeros.

Juan de inmediato asintió con la cabeza a la propuesta de José, debían descansar y prender una fogata, para calentar los alimentos, apenas se detuvieron empezó a jugar con las mariposas de colores y a quitarle frondosidad a los árboles, era demasiado travieso Juan, no había términos medios a sus locuras, solo el tiempo no inverso del reloj lo llevaría algún día a ser menos travieso.

Darían tan pronto se bajó de su poni, comenzó a gatear al llamado de los alimentos, el glotón del grupo, con  su risa adornaba toda su bondad, era algo así como la mascota en ese viaje de aventuras que nadie sabía a donde los llevaría.

Después del descanso, montaron en sus briosos ponis y siguieron en línea recta, solo desviaban su cabalgar cuando bordeaban los arboles legendarios que adornaban la belleza de ese bosque verde y marrón, era impenetrable pero la fuerza de los poni los llevaba y acercaba a cada momento al fin de viaje que nadie sabía cuál seria.

Las mariposas seguían adornando el trayecto, de pronto de un árbol cayó una ardilla blanca y les pregunto:

¿Quiénes son ustedes y a donde se dirigen?

Aisha como líder del grupo, de inmediato le respondió con voz firme y altiva:

-vamos camino del encuentro del norte con el sur hacia la mitad del medio en busca de algo que no sabemos, ¿porque?

La ardilla blanca comenzó a frotarse los bigotes y les pregunto:

¿Cuánto tiempo llevan cabalgando? José se acercó y le respondió:

-Llevamos el tiempo inverso a las agujas del reloj.

La ardilla de inmediato entendió que poco a poco se acercaban a la mitad del medio y reacciono de manera amigable y se ofreció a seguir junto a ellos en ese viaje tan maravilloso que habían emprendido por instrucciones de abuelito.

Darían comenzó a gatear en su poni con desenfreno, estaba inquieto, hasta que Juan lo calmo con un abrazo y le dijo cariñosamente:

-Tranquilo Darían ya pronto llegaremos, si necesitas algo solo pídelo. Darían se calmó y se fundieron en una paz hermosamente bella.

Aisha entonaba una canción cuando de repente la ardilla le dijo que bajara la voz, estaban entrando en la mitad del medio, el punto donde el norte se unía al sur. José de inmediato reacciono y le dijo a la ardilla que era una mentirosa, nadie sabía lo que ellos estaban buscando como era posible que llegaran a la mitad del medio, desconfiado se bajó de poni y vio en la ardilla la risa burlona que salía de su rostro, José tomo su espada ya desenvainada y la ardilla mentirosa salió corriendo entre los árboles, el cansancio era muy grande y la decepción, llevaban 6 días cabalgando y aun no se aproximaban a donde nadie sabía debían aproximarse.  Descansaron.

Al  amanecer del séptimo día, nuestros los 4 viajeros emprendieron su cabalgata, seguían en línea recta, Aisha tenía una corazonada. Pensaba en voz baja, que ya el sol dejaba de alumbrar el camino y la brújula de su corazón le indicaba que pronto el norte se uniría al sur, lo demás era más fácil, buscar la mitad del medio.

Súbitamente, todos gritaron al unisonó habían llegado al termino del trayecto,  donde se unían eso dos puntos cardinales, solo quedaba buscar la mitad del miedo para encontrar lo que nadie nunca había encontrado, ni siquiera ellos mismos.

Bajaron de sus ponis y decidieron seguir el viaje a pie, con cada paso que daban las emociones eran mayores, algo les decía que estaban próximos a llegar a donde nadie había llegado, a descubrir lo que nadie había descubierto, la mitad del medio.


Hubo un silencio ensordecedor, todos se miraron, Aisha miro a José, José miro a Juan, Juan miro a Darían, Darían miro atrás y no vio a nadie, la risa exploto en estas 4 hermosuras, llegaron a la mitad del medio, había encontrado el punto donde se unía el norte con el sur, habían llegado a sus corazones, donde comienza el amor, lloraron de felicidad, se abrazaron y cantaron sin cesar muchas canciones, Aisha tomo el teléfono y llamo a su abuelito, todos gritaron a viva voz  llegamos al corazón donde comienza el amor abuelito. Abuelito del otro lado del teléfono solo lloro y le dio las gracias a dios por haberle dado 4 nietos hermosos (por ahora),  que le robaron el punto donde el norte se une con el sur en la mitad del medio. Su corazón.  

P.D Va sin corrección 

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