lunes, 24 de diciembre de 2018

Mi Mensaje de Navidad 2018


Más que un mensaje está vez se trata de entender lo que hoy vivimos en nuestro país.


Venezuela sigue atormentada ante la incertidumbre del día a día que nos toca vivir. Enemigos en todas partes externos e internos. Una lucha  en el cual se han perdido valores, la ética y la moral son inmigrantes, se fueron del país en la búsqueda de la salubridad mental. Una confrontación criminal de todos contra todos, no hay nadie de a pie que no esté en algún frente de  lucha buscando a quien estafar a quien timar.

La voracidad desatada no tiene precedente en la historia de este país bendecido por la abundancia y que hoy vive en la más angustiosa miseria jamás imaginable.

La vergüenza de igual manera migró a otras latitudes, llevándose con ella la docilidad y dignidad de un pueblo de forjadores de libertad.

Sueños destrozados por pesadillas que han socavado la realidad inmune del país. El descaro se ha posicionado de La Luz y la oscuridad reina en la iracunda morbosidad de quienes con su arrogancia y prepotencia nos dominan, nos humillan en nombre de un legado que nadie entiende. El chantaje se posesiona dando brillo a la manipulación hormonal de quienes nos someten por la fuerza del engaño y nos quitan a diario las ganas de vivir, desfortalecidos en fe y esperanzas, creo que la fe y la esperanza han partido a nado  buscando mejores cánticos y alabanzas proverbiales.

Miro a la distancia y el análisis se torna desproporcionado, sin matices, sin propaganda, sin verdades y sin antagonismo propio de la diversidad, el vació es total y el abismo no permite ver el término de la estupidez. Se cruzan fronteras y el estrabismo sinusoidal se vuelve intermitente y choca con la insolencia de aquellos que sienten que el poder es absoluto, brutalmente disociamos la realidad y nos acercamos súbitamente al exterminio de las ideas. No hay reglas no hay campaña que pare el conteo final, unos dicen que está cerca otros no opinan, se pierden en su insana perversidad. No todo cambio es posible, ni es posible todo cambio.

La ruleta comienza un nuevo comienzo y no hay medidas en lo que esperamos o ansiamos.
Hemos dejado de ser los mismos, nos han convertido en otros diferentes a nosotros, al final no sabemos qué somos, respiramos y podemos andar, más el pensamiento se acorta ante el miedo inmensurable de la hostilidad post traumática de vivir insertados en una sociedad que no termina de entenderse ella misma.

Subyugados en la intemperie, vemos logros convertirse en derrotas, derrotas que se trasforman en insensibilidad y frustración, no hay medias tintas, todo se desploma y no encontramos el suelo para desplegarnos en armonía, no.

No tenemos la cuenta de cuantos se han ido, solo vemos calles desprovistas de alegrías, solo unos cuantos que no pueden irse viven muy bien, muchos del resto nos mantenemos esmaltando dignidad, pidiendo’  a gritos encontrar la fe que nos motive a continuar y dar la estocada final y saborear la victoria.

La deformación que ha sufrido nuestro amado país es indetendible, sigo sosteniendo que el socialismo es la única vía para salvar a la humanidad. Es la alternativa comprensible, la aplicación de políticas públicas que nos permitan salvar el planeta del exterminio, hoy en peligro por la voracidad indiscriminada de aquellos que están atentando a diario contra la especie humana.

Venezuela a pesar de haberse decretado el carácter socialista de su revolución no es socialista, no estamos cerca de serlo, por el contrario cada día nos alejamos más y más de lo que utópicamente Chávez tímidamente soñó, pensó y quiso aplicar. Socialismo no es ser populista, subsidiar una caja de alimentos,  regalar un vehículo, un apartamento y tantas cosas más que lo único que han hecho es multiplicar la corrupción a niveles inimaginables y más triste aun es permitirla y no castigarla.
Socialismo no es ser ineficiente, burócrata, no es adueñarse del poder y apalancarlo para beneficio grupal, no hay planificación, solo proyectos personales donde la adulación es la base primordial para mantenerse firme y atornillado en el círculo de la corrupción.  Todo aquel que disiente es maltratado y calificado con adjetivos de chantaje. La crítica y autocrítica no existe, solo el jalbolismo en cruz  disfrazado de inteligencia emocional conduce doctrinariamente la locuaz insatisfacción ante el fracaso rotundo de planes que solo se han programado en el interior de un cuarto sin oxígeno, distorsionando la ideología y las leyes de economía universal.

El discurso es movido por la mentira, traicionando las normas elementales de convivencia, soy prófugo de la verdad  y sino están conmigo están contra mí y la cadena invalorada de estupideces continua hacia abajo, hacia lo elemental y se repite y repite terminamos por creer en la mentira como único medio de verdad. No hay amor al país, a un pueblo que aguerridamente se resteado con un proyecto político que nadie entiende hoy, incluso ellos mismos, pero en su arrogancia y  prepotencia el hambre la ven como un modelo a seguir y mis errores son culpa de otros que no me dejan cometer mis propios errores.  Al final mis errores son culpa de otros que a su vez motivaron que yo los cometiera y no me permitieron que me equivocara yo solo, creo que la vaina es así. Lo cierto es que seguimos siendo un experimento a nivel internacional donde los chulos foráneos se benefician de la ineficiencia nacional no dando pie con bolas para arreglar el desarreglo que hoy tenemos en nuestra economía. Una guerra económica en la cual no avanzamos y cada día nos hundimos más sin soluciones ni a cortó ni mediano plazo, guerra en la cual no ganamos una mísera batalla que nos permita oxigenar la risa y tratar de optimizar la alegría.

En todo caso seguimos expuestos y sin posibilidad de avanzar, la falta de planificación ha sido total, ellos seguirán ganando y los propios seguirán aumentando ceros en la cuenta in crescendo de la corrupción.

Este año sin lugar a dudas ha sido uno de los más difíciles que nos ha tocado vivir, dos tipos de venezolanos, unos que siguen tratando de vivir con las dadivas de la remesas de familiares que decidieron migrar del país y otro grupo de venezolanos que definitivamente está pasando hambre ante los altos costos de los alimentos y medicinas, aumentos desproporcionados, con leyes que regulan la actividad empresarial pero acéfalos de autoridad hacen lo que les da la gana y pueblo de a pie hurgando y atento a cualquier dadiva que el gobierno “salvador y socialista” tenga a bien darle. Ostentar el poder en todos los niveles de gobierno (control absoluto), con todas las riquezas del mundo habido y por haber y que Venezuela sufra  ante los disparates y la falta de planificación no tiene nombre, no quieren al país y lo siguen arrastrando al desfiladero. El coñazo será mortal.
No queda sino seguir adelante.

Hoy 24 de diciembre nos toca celebrar una navidad más, gracias a dios por permitirlo, las calles de la urbanización están desnudas, el silencio es mortal, solo a lo lejos escucho algo de música, no sé si los que quedamos estamos aburridos o estamos cansados de celebrar la navidad, todo es muy confuso, no hay risas, ni carajitos jodiendo en la vereda, en la avenida  no hay frecuencia vehicular, siento que algo está confiscado, mi nieta probando a patinar con unos zapatos, mis otros dos nietos no pasaran este año con nosotros, en medio de todo el optimismo no ha migrado del país, ante todo lo que vivimos seguimos siendo optimistas, muchos no tendrán manzanas ni cena de navidad, pero si salud para seguir luchando por recuperar la esperanza y la fe, hacer que retornen a nuestro país, pedir al altísimo interceder por nosotros y que traiga de vuelta al amor del hombre por su tierra.

A todos aquellos familiares que se han marchado les deseo una feliz navidad y un próspero año nuevo 2019, a los pocos que quedamos seguir alimentando la vida, les deseo una feliz navidad y un muy prospero 2019, a las amistades un abrazo en la distancia, se les quiere que jode.

Algunas perdidas marcaran estas navidades, el pana Dixon y la prima Auraesthela, decidieron no estar con nosotros, pero donde quieran que estén seguro estarán mejor que nosotros. Se les quiso de gratis.

Los quiero que jode, hasta el infinito y más allá, sobre todo los quiero de gratis.

Nos vemos en el espejo el único que nos juzga a pesar de nosotros mismos. 

Nota: Va sin enmienda ni correcciones.    

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