martes, 16 de junio de 2020

Mitad de año, 2020.

Durante este primer semestre hemos sido testigo e una pandemia que no ha distinguido país, raza, color o posición social. El covid-19 letal e inteligente  llego de manera intempestiva para cambiarnos, a muchos para bien otros para mal.

Un virus que muto la esencia, política, económica y social de muchos países del mundo, transformándola en caos, no estábamos preparados para ello, un agente silencioso que  ha hecho más daño psicológico que el mismo bloqueo y las sanciones de las que somos víctimas los venezolanos por parte del Imperialismo Norteamericano, ha posibilitado conocer la esencia degenerada de muchos gobernantes en el mundo, la avaricia de aquellos que se hacen llamar empresarios, así como la solidaridad en las relaciones interpersonales. Una mezcla de muchas cosas por descifrar, algunos asemejan esta pandemia con la Teoría de Taleb y su famoso cisne negro, otros desde la óptica religiosa podrían denominarlo con el principio del fin.

Esta crisis mundial nos ha demostrado lo errado que hemos estado en materia sanitaria no solo en Venezuela, sino en el resto del mundo. Para los políticos responsables de las políticas públicas, la investigación o el estudio de la misma no es tarea fundamental en el desarrollo de una sociedad, no es rentable la actividad científica, por el contrario es una carga financiera muy grande que ningún estado está preparado para asumir.  

El Covid-19 nos ha demostrado que somos susceptiblemente  vulnerables, la arrogancia y prepotencia han quedado descubiertas, hemos sido víctimas de nuestra propia estupidez, huérfanos y carencia de liderazgos. Para algunos la crisis fue bien manejada en Venezuela, para otros la falta de gasolina fue determinante para que se decretara la Cuarentena, y se establecieran los controles y mecanismo que permitieran controlar o minimizar las consecuencias de la pandemia en nuestro país. A nivel mundial el vacío de liderazgo es total ante la competencia de sus cabezas de gobierno, Donald Trump, Boris Johnson, Bolsonaro, después de politizar la pandemia tuvieron que cambiar su curso,   siendo hoy en día EEUU Y Brasil dos de los países más afectados en el mundo.

Una de las enseñanzas más relevantes de esta pandemia es que una vez más se ponen de manifiesto las desigualdades sociales a nivel planetario con algunas excepciones, la concentración de riquezas (capitales) y su utilización. La especulación y la continua acumulación del dinero sigue siendo una de las formas más  perversas que atenta en contra de la estabilidad universal, la tranquilidad social. Al salir de esta pandemia muchos saldrán más ricos que nunca, no por esfuerzo o por trabajo, no, por la especulación en los alimentos y en las medicinas, y esto  dará inicio a una reconfiguración regresiva hacia el repunte financiero.

Algo significativo es que el manejo de esta pandemia repercutirá en las elecciones de Estados Unidos, en Bolivia el mal manejo así como en Ecuador de esta crisis incidirán en las elecciones, para muchos ese revés de la izquierda con golpes de estado incluidos, hará nuevamente crecer la esperanza en un gobierno más humanista orientado hacia la justicia social y el bienestar de todos, Bolsonaro quedara con un mal recuerdo en Brasil, Trump será aplastado por la xenofobia puesta de manifiesto en el manejo de las crisis que le ha tocado enfrentar, la supremacía blanca tendrá un duro revés, será derrotada.


La solidaridad y la humildad deberán ser el marco de desarrollo social.

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