Se nos pierde la patria
la risa se escabulle y la mirada se transforma
súbitamente, pensamos que mal hemos hecho.
La adversidad es hoy la misma de ayer
flameada sin descanso en el olvido, intoxicada por el duelo
el aliento puro de los desvalidos
ilumina las calles, por donde deambula la desesperanza
la muerte es artera, todo impávidos
tratan de remover los escombros y la inocencia
les perfora el alma y las pupilas sin luz gritan añoranzas.
La ilusión se ha derretido con el vaivén de las olas
como una sombra se ha multiplicado en llantos cálidos
se hace intangible, pesa menos se trasmuta y se hace inatrapable.
La sal milenaria nos avisa de las calamidades que hemos de vivir,
que vivimos y sentimos
difumina el canto de lluvia y nos revela
que el odio también cesara.
se mantiene impávida
se renueva muy lentamente
los desplazados comienzan
a monitorear
se nubla el horizonte
nuevamente de esperanzas, cura sus heridas
y su andar se vuelve menos pesado
la patria comienza
su nuevo ciclo
aviva el amor y la fe nuevamente aflora en bondad.
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