miércoles, 25 de septiembre de 2024

Algunas consideraciones sobre lo Inesperado


Hace unos meses, en diciembre 2023 para ser más exacto, en un instante que se sintió tanto efímero como eterno, la vida pareció desprenderse de mi ser, el credador no lo permitió, como si un hilo invisible me separara de mis sueños y aspiraciones. Las circunstancias, imprevistas y a menudo crueles, transformaron mi mundo en un laberinto de incertidumbres. En medio de esa tormenta emocional, me vi obligado a detenerme y mirar hacia atrás, no para lamentar lo que había hecho y vivido, sino para reflexionar sobre todo lo que había dejado de hacer.

En esa introspección, las sombras de oportunidades perdidas comenzaron a danzar ante mis ojos. Recordé momentos en los que la duda se interpuso entre mis deseos y mis acciones, cuando el miedo al fracaso me paralizó y preferí la comodidad de la inacción. Las risas no compartidas, los viajes no realizados, las palabras no dichas se acumularon como hojas secas en un rincón olvidado de mi corazón.

Me di cuenta de que la vida, en su naturaleza efímera, exige valentía. Cada día es un lienzo en blanco que espera ser pintado con los colores de nuestras experiencias, y sin embargo, a menudo nos quedamos atrapados en la paleta del "quizás". La mirada retrospectiva me enseñó que el tiempo no es solo un recurso; es un regalo, y cada instante perdido es una historia no contada.

Sin embargo, en medio de esa melancolía, surgió una chispa de esperanza. La comprensión de que aunque el pasado no puede ser cambiado, el futuro aún se despliega ante mí, como un horizonte infinito. La vida, a pesar de sus giros inesperados, tiene un camino por delante, y con cada paso que decido dar, me acerco más a la realización de mis sueños.

Hoy, con el eco de esas reflexiones resonando en mi ser, elijo avanzar. No con la carga del arrepentimiento, sino con la ligereza de la posibilidad. Cada acción, por pequeña que sea, es un acto de resistencia contra la inercia de la duda. La vida, en su esencia más pura, es un viaje de constante descubrimiento, y estoy decidido a abrazar cada nuevo amanecer con la valentía de quien ha mirado al abismo y ha encontrado en él no solo el miedo, sino también la oportunidad de renacer.

Así, mientras el tiempo siga su curso, seguiré tejiendo el tapiz de mis días, con hilos de acción y propósitos. Porque aunque el pasado no puede ser reclamado, el futuro es un lienzo que aún espera ser pintado con las vibrantes tonalidades de mis decisiones. Y en ese acto de crear, encuentro la verdadera belleza de la vida: la posibilidad infinita de ser, de hacer y de vivir plenamente.

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