viernes, 21 de marzo de 2025

Relaciones de Pareja.

 


La vida es un viaje de constante aprendizaje y crecimiento, y las relaciones de pareja son una de las experiencias más significativas en este recorrido. Terminar una relación, aunque doloroso, puede ser una oportunidad para reflexionar, agradecer y avanzar con mayor claridad hacia lo que realmente deseamos. A los 20, 30 e incluso a los 40 años, es común que no tengamos una idea clara de lo que queremos en el amor. Sin embargo, después de los 50, la perspectiva cambia: la experiencia acumulada nos permite estar más seguros de nuestras prioridades y necesidades emocionalesno ahí tú desconecta toda tu vaina llévate todo esos cables pues se la puedes conectar al televisor también borra todo ponlo en cero y resetearla OK dile que receté y listo que borre ningún tipo ni esa mierda de una vez te quedas ahí viendo la formateando coño para mí tú estás caballo Blanco no están tan sucio Nestor el año pasado como un poquito pintura que me he quedado pero para eso compraría pintura y cada 8 no la más económica carísimo ahorita este llévate ese también ese ese conector llévate anaranjado porque si no tienes un conector de triple tienes el conector doble y esa Benita te ejecuta como tres dólares más o menos

En la década de los 20, muchas relaciones están marcadas por la exploración, la idealización y la búsqueda de identidad. En esta etapa, es probable que nos enamoremos de la idea del amor más que de la persona en sí. Cuando una relación termina a esta edad, puede sentirse como el fin del mundo, pero en realidad es el comienzo de un viaje de autodescubrimiento. Agradecer por esta relación es reconocer que nos enseñó lecciones valiosas sobre nosotros mismos, nuestras expectativas y lo que no estamos dispuestos a tolerar.


A los 30, muchas personas buscan estabilidad y comienzan a cuestionar si están en el camino correcto. Las relaciones en esta etapa pueden estar influenciadas por presiones sociales, como la idea de formar una familia o alcanzar ciertos logros. Cuando una relación termina en esta década, es una oportunidad para reevaluar lo que realmente queremos, más allá de las expectativas externas. Agradecer por esta relación significa reconocer que nos ayudó a definir mejor nuestras prioridades y a entender que el amor no se trata solo de cumplir plazos, sino de encontrar una conexión genuina.


En la década de los 40, muchas personas ya han acumulado suficiente experiencia para saber lo que no quieren en una relación. Sin embargo, aún puede haber inseguridades o miedos que nos impidan avanzar con claridad. Una ruptura en esta etapa puede ser especialmente desafiante, pero también es una oportunidad para reconectar con nuestra autenticidad. Agradecer por esta relación es un acto de madurez emocional, reconociendo que, aunque no funcionó, nos ayudó a acercarnos un paso más a lo que realmente buscamos.


Después de los 50, la vida nos ha dado suficientes lecciones como para estar convencidos de lo que queremos. En esta etapa, una ruptura duele, pero también se vive con mayor serenidad y comprensión. Agradecer por una relación que termina es un acto de gratitud hacia el crecimiento personal que nos brindó. Es entender que cada persona que pasa por nuestra vida tiene un propósito, ya sea para enseñarnos algo, ayudarnos a crecer o prepararnos para lo que está por venir.


En lo particular es de resaltar muchísimas cualidades de quien formó parte de mi vida, humana, bondadosa, solidaria y sobre todo cargada de mucho amor, lo cual agradezco y siento que la narrativa que recreo, no se corresponde con su manera de ser, la honestidad siempre debió prevalecer. 


Agradecer por una relación que termina es un ejercicio de madurez emocional y autoconocimiento. Cada relación, sin importar su duración o cómo terminó, contribuye a nuestra evolución como personas. A los 20, 30 y 40, es normal no tener todas las respuestas, pero después de los 50, la claridad que obtenemos es invaluable. Agradecer no solo nos libera del resentimiento, sino que también nos permite abrirnos a nuevas posibilidades, con la certeza de que cada experiencia nos acerca más a la persona que estamos destinados a ser.

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