Carta de despedida


 Querido amor:

Han pasado tiempo desde la Ășltima vez que conversamos, y aunque el silencio se ha instalado entre nosotros, mis pensamientos siguen encontrando el camino hacia ti. Hoy me siento con el corazĂłn en la mano para escribirte estas palabras que, aunque quizĂĄs lleguen tarde, necesitaba expresar. 

No sĂ© si alguna vez llegarĂĄs a leerlas, pero necesito sacarlas de mi pecho, porque eres y serĂĄs siempre alguien que marcĂł mi vida de una forma Ășnica.

Primero, quiero agradecerte. Agradecerte por cada sonrisa que dibujaste en mi rostro, por cada momento en que transformaste un dĂ­a ordinario en algo extraordinario. Contigo aprendĂ­ que la felicidad puede encontrarse en los detalles mĂĄs pequeños: en una mirada cĂłmplice, en nuestras caminatas sin rumbo, en esas conversaciones que se extendĂ­an hasta el amanecer. Tu manera de ver el mundo me enseñó a valorar aspectos de la vida que antes pasaba por alto. Gracias por todos los momentos compartidos, por cada alegrĂ­a que me diste, por cada risa que arrancaste de mĂ­ cuando tal vez lo Ășnico que querĂ­a era rendirme. Gracias por haber iluminado mis dĂ­as, por haber llenado mis espacios vacĂ­os con tu presencia, por haberme acompañado incluso cuando yo mismo me sentĂ­a perdido.

Fuiste mi alegrĂ­a, mi refugio, mi lugar seguro. Contigo descubrĂ­ lo que era sentirme vivo de verdad. Cuando pienso en nosotros, en todo lo que vivimos, no puedo evitar sonreĂ­r. Porque sĂ­, tuvimos tropiezos, tuvimos errores muchos de ellos mĂ­os, pero por encima de todo hubo amor. Un amor genuino, real, imperfecto, pero intenso.

AĂșn recuerdo la primera vez que me hiciste reĂ­r hasta que me doliera el estĂłmago, y cĂłmo ese sonido se convirtiĂł en la melodĂ­a favorita de nuestros dĂ­as juntos. Cada aventura, cada proyecto que emprendimos, cada sueño que compartimos... todo eso formĂł un tapiz de momentos que atesoro profundamente. Me llenaste de una alegrĂ­a que no sabĂ­a que podĂ­a sentir, y por eso, mi gratitud hacia ti es infinita.

Pero también reconozco mis errores. No fui perfecto, lejos de ello. A veces mi orgullo habló mås fuerte que mi corazón. Otras veces, el miedo a perder lo que teníamos me llevó a actuar de maneras que ahora lamento. Me equivoqué al no saber escucharte como merecías, al no darte las palabras correctas cuando las necesitabas, al no abrir mi corazón para tener esas conversaciones sinceras que podían haber cambiado tanto. Y por eso lo lamento profundamente. Me pesa no haber sabido construir un puente mås fuerte entre los dos, me pesa que el silencio o la incomunicación nos haya robado momentos que pudieron haber sido mågicos.

Sin embargo, quiero que sepas que todo lo que sentí por ti fue verdadero. Nunca dudé de lo que provocabas en mí. Tu amor me llenó el alma, me hizo sentir pleno, me hizo crecer, me enseñó. Me regalaste un pedacito de felicidad que atesoraré siempre, aunque ya no estemos juntos. Cuando pienso en ti, lo hago con cariño, con nostalgia, con un profundo agradecimiento por haber sido parte de mi vida.

Lamento profundamente que no hayamos podido tener esa conversación sincera que merecíamos. Hay tantas cosas que debí decirte miråndote a los ojos, tantos sentimientos que quedaron atrapados en mi garganta. A veces pienso en todas las palabras no dichas, en todos los "te quiero" que guardé pensando que habría un mejor momento para expresarlos. Ahora entiendo que no existe ese momento perfecto, solo existen oportunidades que se desvanecen si no las aprovechamos.

Tu amor me llenó el alma. Me hiciste sentir completo, me diste un lugar al que pertenecer cuando me sentía perdido. Encontré en ti no solo a una pareja, sino a una cómplice, a una amiga, a una confidente. Contigo aprendí que amar no es solo sentir mariposas en el estómago, sino también construir juntos un refugio contra las tormentas de la vida.

Ahora, mientras escribo estas líneas, me pregunto cómo estarås, qué nuevos caminos estarås recorriendo. Espero sinceramente que estés siendo muy feliz. Te lo mereces. Mereces toda la alegría del mundo, todas las oportunidades para brillar con esa luz tan tuya que siempre me deslumbró. Aunque nuestros caminos se hayan separado, una parte de mí siempre se alegrarå de saber que estås bien, que estås creciendo, que estås viviendo plenamente.

No sĂ© si estas palabras llegarĂĄn a sanarnos, o si solo servirĂĄn para darme a mĂ­ un poco de paz. Pero querĂ­a que supieras que, a pesar de nuestro final, lo que vivimos fue real, fue hermoso, fue transformador. Y por eso, siempre serĂĄs una de las historias mĂĄs importantes de mi vida. Espero de corazĂłn que estĂ©s bien, que estĂ©s encontrando tu propia felicidad, que sonrĂ­as cada mañana y que tengas a alguien a tu lado que valore la persona maravillosa que eres. Aunque hoy ya no caminemos juntos, aunque nuestros caminos se hayan separado, lo Ășnico que deseo para ti es paz, amor y alegrĂ­a. Me gustarĂ­a pensar que al menos una parte de todo lo que vivimos dejĂł en ti un recuerdo bonito, asĂ­ como tĂș dejaste en mĂ­ una huella que nadie podrĂĄ borrar.

Quizås el destino nos cruzó solo por un tiempo limitado, para enseñarnos algo, para hacernos crecer. Y aunque duele aceptarlo, tal vez cumplimos ya ese propósito en la vida del otro. Pero eso no disminuye en nada lo valioso que fue compartir este tramo del camino contigo.

Gracias por enseñarme tanto. Gracias por tu paciencia, por tu entrega, por tus detalles, por tu cariño incondicional. Gracias por hacerme sentir amado, por darme un hogar en tus brazos, por compartir tus sueños conmigo. OjalĂĄ algĂșn dĂ­a, cuando miremos atrĂĄs, recordemos lo que fuimos con ternura, sin rencores, entendiendo que dimos lo mejor que pudimos en ese momento.

No guardo reproches. Solo guardo gratitud. Solo guardo ese amor que, aunque haya cambiado de forma, sigue vivo en un rincĂłn de mi corazĂłn. OjalĂĄ seas inmensamente feliz. OjalĂĄ encuentres todo aquello que tal vez yo no supe darte.

Te deseo toda la felicidad que cabe en este mundo. Que encuentres todo aquello que buscas, que tus sueños se materialicen, que la vida te sorprenda con sus mejores regalos. Y si algĂșn dĂ­a nuestros caminos vuelven a cruzarse, espero que podamos mirarnos con la serenidad de quienes se han perdonado y la calidez de quienes compartieron algo hermoso. Se que cuando nos crucemos nuevamente, las palabras sobraran, nuestras miradas hablaran, quizĂĄs puede haber un nueva oportunidad. 

Gracias por todo lo vivido, por lo aprendido, por haberme permitido conocer el amor a travĂ©s de tus ojos. 

Con cariño eterno...

Y eso, al final, ya no es tu carga.  

Nos vemos en el espejo, donde las mentiras nos atormentan.Los quiero hasta el infinito y mĂĄs allĂĄ. Se les quiere que jode, y sobre todo de gratis.


Publicar un comentario

0 Comentarios